Para Rosario: centinela de las aguas.
Ex 2: 4
Deja que el agua lo lleve
solo vigílale el río.
Pon al que ve en tu mirada,
no permanezcas en vilo.
Fabrícate una canasta
a la medida del hijo
donde no quepan tus brazos
de temor por el peligro.
Entrégalo a la corriente
que algunos llaman destino,
deja que el agua lo lleve
porque el Señor de los vivos
no solo ve la canasta
ve los ruegos y el abismo.
Abandónalo en sus brazos
confíale a Dios el río.
Pues el torrente en que viajan
los muchos troncos heridos
será la líquida madre
que ha de dar su pecho tibio.
Desata toda la sangre
y dale al agua el latido
Ama al viento y a los juncos
que Dios pone en el camino.
Pero no ocupes la barca
en la que viaja tu hijo.


(C) Jorge Luis Peña Reyes
Voz: María García Esperón
Música: Kitaro
MMXI